Moviéndose a compás como una estúpida
máquina el corazón;
la torpe inteligencia del cerebro
dormida en un rincón. G.A. Bécker
máquina el corazón;
la torpe inteligencia del cerebro
dormida en un rincón. G.A. Bécker
Tu me lo diste, gracias.
Si amar fuere tangible, el tiempo durará, el mar congelase tenues pensamientos que apenas posaran en sin fin de sonrisas apacibles, y tu fueras más que un sueño, sería feliz.
Poco valorado está el arte de escribir; no es una ciencia, porque quién sabe lo hace, y quién no, da nombre al ignorante. Te seguiré. No me des las gracias.
ResponderEliminarPrecioso verso, pero lo que más me ha gustado son las palabras que has escrito al principio. Me alegra verte por aquí, tengo muchas ganas de leerte, guapa.
ResponderEliminar