martes, 14 de febrero de 2012

Determinados momentos, tipologias variantes, flores que entrecruzan sabores dulces coloreados por un filtro abrupto, absortas por el paisaje envolvente, ellas vuelan, sin saberlo son determinantes para la vida vegetal, recogen del viento y de la tierra sustento, entre sus raíces encorvados yacen pergaminos de sabia.


  Estaba yo sentada en mi lecho cuando óyese entrar una trompa, sin mas, poniése a mi lado, con lo que percibí aroma impregnado de hermosura, atrevíame a mirar, cerca muy cerca escuchaba la voz que hablaba sin sonido, escuchábase el susurro de las flores policromadas, de albores dibujando primaveras, sonidos de una araña sobrecogida en un telar, de miles de olas estrellándose en arena virgen.
Esa voz, hablábame de lo inóspito, de leyendas que mitigan entre fantasía y amor cortés, de un vuelo errático, de colores impregnados en telares dibujados por una sonrisa que cada día con luz radiante empujaba a lo infinito. Hablábame de su fragilidad y dureza, de sus llantos y alegrías, logros e incompetencias, de todas las maneras permanecía intacta, tratábame de ocultar su rostro, pero a mis ojos seguía mostrándose bella, tan radiante como la primera vez que acercándose a mi lecho escuché susurrar cerca, muy cerca la voz sin sonido de una mariposa.

2 comentarios:

  1. Es precioso, Ana. Esa voz que defines puede multiplicarse en miles de perspectivas y significar una cosa para cada persona. Es realmente bonito lo que has escrito.

    Te quiero mucho.

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  2. Y yo guapa, me alegro que te haya gustado, espero ver multiplicada esa voz pronto, Un beso!

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